Qué susto nos llevamos al entrar a clase del patio... Escuchamos un extraño ruido, pero no le dimos mucha importancia, pero al pasar y ver unos cuernos... ¡¡ayy!! hasta grité de la impresión.
L@s niñ@s atrevidos, sin miedo y con mucha curiosidad me dieron la mano y decidimos entrar a ver que era. Todo era emoción, no podían parar de hacerse preguntas y ver qué dinosaurio podía ser.